La inquebrantable soledad de la herida
Cuando los años me vacíen con el caer de la arruga
y la vida haya esparcido sus rabietas
sobre la caricatura del tiempo,
podré caminar sobre la inquebrantable soledad de la herida
con la satisfacción de haber cosido cada dolor
en la piel que hoy habito.
Una piel que, deformada por los años,
recorrerá los pliegues del futuro
para dormir sobre sus cimientos.
Comentarios
Publicar un comentario