Un caer de vientos que arrastra arena de la tibia melancolía. Es un caer que despeina montañas atiborradas de verde espesura. La lechuza imita el color de lo siniestro y todo lo oscurece la noche que llega lenta pero a su hora, lenta pero perfectamente acomodada a ese caer del cielo.
I
Serán los días
como sirenas fugitivas
del adelantado reloj.
Será el tiempo
el cáliz de las horas
que se fugan.
II
Ese agua que navega
en la orilla de la isla
duerme en un hueco
de arena silenciosa.
III
Subes y bajas por el rincón de las palabras
deletreando cada curva y cada línea
a través de los renglones torcidos del sol.
Son los rayos tu pentagrama
y las notas; tu lenguaje.
IV
En el lenguaje de los huecos
solo escucho susurros.
Deja que te escriba
en el lenguaje de los muros
donde se cita la poesía y…
versayúname el alma.
V
Será que las islas ocultan en sus olas
el sabor de las mareas.
Será que la lluvia golpea
el declive del alma
cuando la piel duerme.
En la noche del insomnio las sábanas son laberintos de seda. No llega el necesario sueño. Solo llega la desvelada noche. Las horas pasan enlutadas con el silencio nocturno de una frágil oscuridad. Y de lejos la mañana se percibe como un rayo de luz que vaticina vida detrás de cada rostro.